sábado, 8 de agosto de 2009

PROBLEMAS DE APRENDIZAJE EN LOS NIÑOS


Pese a ser comunes, los trastornos del aprendizaje están mal orientados, y los niños que los sufren son considerados desatentos o despistados. Detectarlos es esencial para tratarlos adecuadamente.


Albert Einsten, Winston Churzzchill, Thomas Edison y Alexander Graham Bell, además de ser personajes importantes en la historia mundial, tienen en común que sufrían problemas de aprendizaje. Esto significa que los niños con esta clase de dificultades no son menos inteligentes, sino que presentan deficiencias en ciertas áreas del conocimiento. La clave es detectarlos antes de la etapa escolar, para evitar fracasos académicos e inconvenientes sicológicos.


Un trastorno del aprendizaje se caracteriza porque el niño tiene dificultades para adquirir información y procesarla. Se evidencia porque su capacidad está por debajo de lo que se espera para su edad, nivel educativo y nivel de inteligencia. Por lo general provoca un retraso en su desarrollo académico y también afecta las actividades cotidianas. Muchas veces se asocia con otros problemas de comportamiento y de personalidad.


Según la sicóloga Annie de Acevedo, en el libro Casos y cosas, “es una disfunción neurológica que se puede manifestar en dificultades para escuchar, pensar, hablar, leer, escribir, deletrear, tener buena ortografía y hacer operaciones matemáticas. Suelen ser problemas poco visibles y no se notan fácilmente”.


Inteligencia normal
Los niños con estos trastornos tienen un nivel de inteligencia normal o promedio, pero presentan inconvenientes en resolver problemas y entender indicaciones. Aunque estas dificultades no desaparecen y el niño deberá convivir con ellas toda la vida, sí se pueden manejar para que el desempeño académico sea mejor. “Se pueden controlar e incluso prevenir. Sin embargo, hay algunos menores que por más que se les trabaje se sabe que tendrán necesidades en el aprendizaje”, afirma Cecilia Zuleta, sicóloga especialista en desarrollo y crianza.


“Los trastornos de aprendizaje no son producto de la pereza ni de un problema físico en los ojos o en los oídos. Son alteraciones en la entrada, el procesamiento o la salida de la información al aprender. No obedecen a daños en la estructura del cerebro sino a disfunciones de ciertas neuronas”, explica Acevedo.


Se estima que estos problemas de aprendizaje son causados por una dificultad en el sistema nervioso, lo que ocasiona que se reciba, procese o comunique la información de una forma diferente. Esto puede deberse a un inconveniente hereditario o, en algunos casos, a un nacimiento prematuro, pues se pueden afectar las células cerebrales y no se hacen las conexiones neuronales que se llevan a cabo durante las últimas semanas de gestación. Aunque también se pueden atribuir estos problemas del aprendizaje a falencias en la estimulación, esta teoría es debatida.


“Estos trastornos se deben a la falta de maduración del cerebro, y a eso sí se le puede añadir una falta de entrenamiento. Se habla de la existencia de una dificultad, cuando a pesar de tener una preparación, el niño igual no puede procesar el conocimiento bien. El pequeño puede tener problemas de motricidad y cuando llegue al colegio no haber aprendido a agarrar el lápiz, a seguir un renglón o a ubicarse espacialmente, y esto lógicamente retrasaría su aprendizaje”, asegura la sicóloga especialista en neurosicología Marta Lucía Miranda.
Números y letras


Los tipos de trastornos más comunes son los que tienen que ver con los problemas para el lenguaje y la lectura, la expresión escrita y las matemáticas. El problema relacionado con la lectura, que suele denominarse dislexia, es muy frecuente y consiste en que los niños invierten el orden de los números y las letras, y pierden fácilmente el punto en el que están leyendo en una página. Además presentan dificultades para identificar sonidos y por ende, no pueden pronunciar bien las palabras. Así mismo, su ortografía es mala.
Para tratar este trastorno, por lo general se hace un trabajo para que el niño identifique los fonemas de las letras y las configuraciones fonológicas de las palabras.


Otra clase de trastorno tiene que ver con la expresión escrita (disgrafía), en la que el menor omite letras, sílabas o palabras; confunde sonidos semejantes y tiene errores gramaticales. Igualmente escribe mal las letras, con tamaños y formas incorrectas y no guarda un espaciamiento adecuado entre renglones.


El tercer problema de aprendizaje tiene que ver con las habilidades del razonamiento matemático (discalcutia). Los niños con este trastorno presentan deficiencias de memoria, atención y orientación. Por ello, les cuesta entender conceptos como arriba y abajo o izquierda y derecha. Además se les dificulta realizar operaciones con números.


Educación especializada, pero no especial
“Los niños con problemas de aprendizaje no responden a los métodos de enseñanza tradicionales, pero sí aprenden si se les enseña a otro ritmo y con otras técnicas”, explica la sicóloga Annie de Acevedo.


La labor de los profesores y centros educativos es brindarles una enseñanza más especializada y diferenciada de acuerdo con sus capacidades.
“Es importante matricularlo en un colegio de exigencia media, con grupos pequeños y con profesionales que entiendan sus necesidades de aprendizaje”, recomienda la sicóloga experta en desarrollo y crianza Cecilia Zuleta.


Los padres también tienen un papel esencial. Primero que todo, deben aceptar los trastornos de aprendizaje de su hijo y detectar los problemas para empezar un tratamiento adecuado. Ellos son los encargados de exigir un proceso integral que asegure el bienestar del niño.
Además deben elogiar los logros del pequeño para evitar problemas de baja autoestima.Lo más importante que deben saber es que, aunque los trastornos de aprendizaje no se curan, los niños pueden presentar dificultades en una o dos áreas, pero son muy buenos en otras, como en los deportes o en las artes.


Identificar, tratar y controlar
"Los problemas de aprendizaje antes se empezaban a identificar en la etapa escolar, cuando se evidenciaban las dificultades para escribir, leer o aprender matemáticas. Pero hoy desde temprano se ve que hay niños a los que les cuesta expresarse y tienen problemas de planeación motora”, comenta Cecilia Zuleta.


Por eso es imprescindible que tanto profesores como padres estén atentos al proceso de aprendizaje de los niños y detecten a tiempo si existe un trastorno.
Después de identificar las dificultades, es necesario iniciar un tratamiento integral, que reúna la opinión de varios especialistas. La idea es recibir asesoría de un neuropediatra, un psiquiatra, un sicólogo, un pedagogo y un terapista ocupacional.


Según Luisa Márquez, neuróloga pediatra, no hay un examen para determinar la presencia de un trastorno en el cerebro. El diagnóstico es clínico, luego del análisis detallado del comportamiento del pequeño. Vale la pena aclarar que estos niños tienen coeficientes intelectuales normales.


Por Juan David Cárdenas P.

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